Cada partido tiene una jugada que lo define, un momento que explica lo que dicta el marcador, que marca la justicia de lo que ocurre. El encuentro enfila su recta final, Cristiano Ronaldo encara, pisa área, parece que por fin tiene su momento con el gol que se le ha resistido toda la noche, pero Fernando Navarro llega desde atrás y mete la pierna con todo, toca balón y el peligro se esfuma, lo que era miedo se vuelve rabia, coraje, orgullo. Y Navarro mira a Ronaldo, diciéndole que se levante, que no ha podido ser, que no podrá ser, que esa noche es sencillamente la noche del Sevilla. Y no hay más. Y Ronaldo se desespera, como el Madrid, atenazado por la impotencia de verse superado por un rival más intenso, mucho más intenso, que metro a metro le gana la batalla, creciéndose al ver que ganar no es una opción, sino la opción.
El Sevilla ganó, en definitiva, porque se batió con una ferocidad inesperada para un contrario mucho más dócil en las formas y el fondo. Pero no todo fue actitud y ambición, la clave del triunfo tal vez haya que buscarla en el vestuario, donde sin duda se cocínó. Los partidos no se ganan en la pizarra, ni mucho menos, pero sí se puede dar en la caseta el primer paso para ello, dando las pertinentes indicaciones. Eso ocurrió esta noche en el Sánchez Pizjuán, con un once de Míchel sorprendente, pues el madrileño plagó el equipo de centrocampistas, jugando con un trivote compuesto por Maduro, Medel y Rakitic, y utilizando en la línea más adelantada a Trochowski, escorado en la izquierda, con Navas en la diestra y Negredo en punta. Ahí empezó a gestarse la victoria, porque el Sevilla fundamentó su fuerza en la medular, cerrando los espacios y asfixiando las intenciones de un Madrid que nunca tuvo claro su horizonte.
El Sevilla ganó, en definitiva, porque se batió con una ferocidad inesperada para un contrario mucho más dócil en las formas y el fondo. Pero no todo fue actitud y ambición, la clave del triunfo tal vez haya que buscarla en el vestuario, donde sin duda se cocínó. Los partidos no se ganan en la pizarra, ni mucho menos, pero sí se puede dar en la caseta el primer paso para ello, dando las pertinentes indicaciones. Eso ocurrió esta noche en el Sánchez Pizjuán, con un once de Míchel sorprendente, pues el madrileño plagó el equipo de centrocampistas, jugando con un trivote compuesto por Maduro, Medel y Rakitic, y utilizando en la línea más adelantada a Trochowski, escorado en la izquierda, con Navas en la diestra y Negredo en punta. Ahí empezó a gestarse la victoria, porque el Sevilla fundamentó su fuerza en la medular, cerrando los espacios y asfixiando las intenciones de un Madrid que nunca tuvo claro su horizonte.
Al Sevilla le costó salir en un principio, porque el Madrid atacaba con todo, pero las fuerzas capitalinas fueron cediendo y el equipo de Míchel se vino arriba, sobre todo desde la derecha con continuas asociaciones de Cicinho y Navas que trajeron de cabeza a Marcelo. Negredo, batallador, fue fundamental, por su parte, para dar respiro al resto de sus compañeros, poniendo la pausa cuando el choque se pasaba de revoluciones. El ritmo en la primera parte fue trepidante, porque el Madrid jugaba muy arriba y las réplicas del Sevilla, veloces, rozaban el segundo, echando de menos un poco de certeza en el último pase. No obstante, pese al ajetreado desarrollo de los acontecimientos, el Sevilla, por la superioridad que ejercía en la medular, donde disponía de muchos más efectivos, daba la sensación de tener el control, algo que no varió en el segundo tiempo, pese al doble cambio de Mourinho. Los madridistas nunca estuvieron cómodos y de hecho su mayor acción de peligro llegó con un disparo lejano de Modric que se estrelló en el palo. Míchel sacó a Manu por Rakitic y poco más tarde a Negredo, que tuvo el segundo pero no cruzó bien su remate, con molestias, por Luna. La apuesta seguía siendo ser fuerte en el centro del campo, sobre todo cuando en el tramo final salió Kondogbnia por Trochowski. El francés se sumó a la exhibición de solidaridad de todo el grupo. Siempre había una pierna detrás de otra y nunca faltaba una cobertura. El partido, defensivamente hablando, fue verdaderamente perfecto, y cuando el guión lo exigió Andrés Palop se empleó con una seguridad que le acredita en la titularidad que se le concedió esta noche.
El partido, no obstante, se mantuvo en vilo hasta el final, porque incluso en el descuento Cristiano Ronaldo dispuso de una falta franca para poder empatar. El portugués, en cambio, ejecutó demasiado alto. No era la noche de los merengues, hoy verdes, que fueron pasados por encima por un rodillo de ambición y coraje, por un equipo en todos los sentidos, del que sorprendió sin duda un planteamiento táctico que descolocó al Madrid, que no esperaba tanto rival en la zona ancha. Míchel tuvo mucho que ver con esta sabrosa victoria, que se solidificó con la pasión con la que jugaron unos jugadores que, no hay que olvidarlo, se emplearon de igual modo en Vallecas, pero no con la misma fortuna. Eso es el fútbol, que al final siempre concede méritos al que los merece, aunque sea tarde.
5 comentarios:
Viva el Sevilla¡¡¡¡ a por el Depor el Lunes, saludos desde Tenerife.
(Miriam)
Victoria importante y jugando bien al fútbol la peña una fiesta buen ambiente mucha gente, esperaban meternos 6 y se comieron un mojón.
Bien nuestro Sevilla.F.C.
Victoria importante y jugando bien al fútbol la peña una fiesta buen ambiente mucha gente, esperaban meternos 6 y se comieron un mojón.
Bien nuestro Sevilla.F.C.
Ahora si que están tristes, y lo mejor fue el tono de Mister Pestiño reconociendo el varapalo.
MI PAPÁ TENÍA RAZÓN,
SEVILLA F. C. TU ERES LO MEJOR.
HASTA LA MUERTE!
SE DISFRUTO UN MONTON EN LA PEÑA CON ESTE SEVILLA QUE NOS HIZO DISFRUTAR EN TODO EL PARTIDO, Y ADEMAS EL AMBIENTE DE LA PEÑA QUE FUE MACNIFICA.
SIGUE ASI SEVILLA F.C.
SALUDOS REME
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